viernes, 24 de julio de 2009

La Vega Chica y sus Alrededores: un must de paseo

Nos cambiamos de casa el martes pasado y hoy viernes teníamos el día para comprar los miles de detalles que nos faltaban: mandar a hacer cortinas en el barrio Independecia, entre otras cosas. Comenzamos en un excelente lugar de confección de cortinas y demases (Ditego). A la salida, un stand ambulante de revistas de bordado (mi debilididad) y libros piratas. Me compré un libro de una neuróloga top por $2.500. Una ilegalidad tremenda, pero con los impuestos a los libros, no me queda otra.
Las 12:30 y nos dio hambre. Ya habíamos decidido almorzar en la Vega Chica (frente a la Vega Central), así que partimos caminando: infinidad de restaurants-picadas con menús y precios que se repetían en todos: pescado frito con ensalada, puré y sopa de mariscos ($1.500), costillar de cerdo al horno con puré y ensalada ($2.000), porotos con tallarines ($800), caldo de patas ($800), mariscal frío y caliente ($1.500). Optamos por una cazuela de ave que estaba deliciosa, una ensalada de repollo con lechuga, un plato de papas fritas para los dos (mi antojo), una cerveza el Pato, una mineral yo. Todo por una cuenta total de $5.400. IN-CRE-I-BLE. La cazuela estaba realmente buena, una presa generosa, una papá, choclo y mucho caldo con cilantro. Rápida la atención, amables los mozos y con show incluido de una mujer que bailaba cueca con una botella de cerveza de litro en la cabeza con una bandera chilena. Freak por decir lo menos.

El paseo post almuerzo incluyó un vitrineo a Cristalerías La Paz. (Av. La Paz esquina Bellavista) Un enorme negocio con todo para la cocina: vasos, platos, copas, ollas, cubiertos, cuchillos, moldes y frascos de conservas de todos lo tamaños imaginables. Compramos un par de esos pequeños y 3 sartenes de cobre con acero para hacer comida hindú por $4.900. El lugar es muy entrete y ultra barato.
Me comí un helado de máquina "soft" de chirimoya que estaba increíble y que me costó $300 pesos. Fui feliz. En realidad, desde hace como un año que soy feliz la mayor parte del tiempo y los panoramas con mi Pato son mega entretenidos. Hacemos de ir al supermercado, un carnaval. Supongo que eso es el amor.

Ahora espero que esté más habilitada la cocina y llegue el comedor que compramos, así el dueño de casa volverá a hacer una de las cosas que hace mejor: cocinar.