lunes, 20 de abril de 2009

Salmón

Cuando recién estábamos pololeando con el Pato, una amiga le dio una receta de un salmón crudo que se hace con limón y salsa de soya. Decidió probar la receta una vez que invitamos gente a la casa y mi entusiasmo con el pescado rosado rayó la indignidad. Creo que esa vez enloquecí un poco más por los productos del mar en general.
Una de las cosas que me gusta del Pato es que no se complica con nada. Para él cocinar es lejos el mejor panorama que puede haber. Me gusta mirar su cara de felicidad cuando convida gente a comer, pensar lo que va a preparar, hacer la lista, ir a la feria y al supermercado. Verlo preparar los alimentos con tanto cariño es sin duda el ingrediente que hace que sus comidas resulten maravillosas.

Este salmón es ultra fácil de hacer, requiere muy poco tiempo de preparación y no he conocido a nadie que no le haya gustado.

Salmón:

- 1 salmón - trucha congelado. Lo venden en los supermercados (Líder aprox $2.000), viene envasado al vacío sin la piel, preciso para descongelar y preparar.
- Jugo de límón a gusto
- Salsa de soya
- Aceite de oliva
- Cibouletette picado
- Cáscaras de limón cortadas en cubitos muy chiquititos.

Se descongela el salmón y se monta sobre un plato grande, para que quepa entero. Se echa un chorrito de jugo de limón, luego de soya y liego de aceite de oliva. Nosotros repetimos la operación como 3 veces, dejando unos minutos para que el pescado absorba la mezcla.

Se espolvorea ciboulette y la cáscara de limón. Está listo de inmediato. Se come sobre galletitas. Nosotros hicimos una variación cubriendo las galletas con queso philadelphia y sobre esto servimos el pescado.
Debemos decir que descubrimos unas galletas suecas espectaculares. Se llaman Wasa. En Santiago, lo venden en el Jumbo. Según Ricardo, las comía en Canadá junto con arenque.

La idea es ponerlo en una mesa con tenedores y cuchillos para que cada uno vaya cortando los pedazos del salmón a gusto. ¡Francamente delicioso!

martes, 14 de abril de 2009

Berenjenas

Berenjenas de nuestra casera, $200 c/u. Enormes

Me encantan las berenjenas, pero creo que al Pato le gustan más. Hemos descubierto prepararlas de distintas formas: en conservas, pizza, lasaña, rellenas, en guisos. Descubrimos en la feria hace poco una variedad de berenjenas blancas deliciosas, con la pulpa más dura que las moradas, muy ricas. El que me más le hace a los inventos es el cocinero, pero yo me apropié de una receta de la la suegra de mi hermano, que es para morirse de lo rica, fácil y barata.
Berenjenas en conserva
- 6 berenjenas
- 3 frascos de vidrio de 500 cc (o el que tengas más a mano)
- Aceite para rellenar los frascos (nosotros ocupamos el aceite Chef de maravilla - oliva)
- 3/4 taza de orégano (aprox)
- 1 cabeza de ajo. Eso dice la receta original, pero yo ocupo menos, 1 a 2 dientes.
- 2-3 tazas de sal
- 2 litros de vinagre blanco.
Se lavan las berenjenas y se cortan en cuadritos como dados. Se dejan en un colador mezclados con la sal toda la noche para que boten el agua. Nosotros medimos esto y la cantidad se reduce casi en el 50%.
Cocinar con una copa de rico vino es lo mejor

Al otro día, se lavan un poco se dejan estilar. Se echa el vinagre en una olla hasta que hierva, momento en que se echan las berenjenas durante 7 minutos exactos (si no, quedan muy blandas). Se cuelan y se dejan enfriar.
Cuando ya están bien frías, se echan en una fuente, mezclándolas con el orégano y el ajo, con cuidado para que no se muelan. Se van llenando los frascos y se rellenan con el aceite. Acá lo más importante es cuidar que no queden burbujas, así que me ayudo con un palito de brocheta. Creo que de toda la preparación, sacar los globitos de aire es lo que más me gusta. No se porqué.



Se guardan en un lugar fresco y seco para que reposen por 15 días. La gracia que tiene es que una vez abierto el frasco dura mucho. A mi en realidad me dura muy poco, porque ha pasado a ser el picoteo favorito del Pato. Se come con galletitas o también sobre una pizza.

Las berenjenas con un frasco de tomates en conserva que hicimos en el verano

sábado, 11 de abril de 2009

La Lavanda

Es mi flor favorita. Me gusta su color, la forma, el olor y el sabor que tiene. La tengo presente en mi vida desde la ropa, pasando por una espuma de baño, en floreros y desde este año en la cocina y en la cosmética.
Donde voy ando recogiendo las espigas de lavanda y las guardo en papeles de diario que luego pongo en un lugar seco (bien cerrados para que no alteren sus propiedades). Durante el verano me abastecí del jardín de mi hermano e hice dos preparaciones con dos fines distintos que les cuento a continuación.

Mezcla de lavanda con manzanilla para infusión:
Me declaro una fanática de las agüitas de hierba y esta mezcla es lejos la mejor que he probado para dolores de estómago, cólon e indigestión. La manzanilla tiene propiedades antiespasmódicas y la lavanda ansiolíticas.
- Se recolectan flores de manzanilla y lavanda, dejándolas secar según el procedimiento anterior.
- Una vez secas, se sacan las pequeñas semillitas de la lavanda y se cortan con las manos las flores de menzanilla, mezclándolas en proporciones iguales, guardándolo en un frasco cerrado.
- Para preparar la infusión, se echa una cucharadita de esta mezcla en una taza a la que se le agrega agua hervida (algo más tibia, si es muy caliente se alteran las propiedadades) en toma en proporción d euna cucharadita por taza de agua hervida en infusión (no debe echarse el agua muy caliente porque se destruyen sus propiedades). Realmente mágica.

Aceite de lavanda para masaje:

Se llena un frasco con semillas de lavanda y se rellena con aceite de oliva extra vírgen. Dejar en un lugar oscuro y seco durante más o menos un mes. Luego de este tiempo, se cuela el aceite y se envasa en una botellita de vidrio. El aceite es muy aromático y por sus propiedades relajantes es ideal para masajes a niños (adultos también) antes de dormir. El aceite de oliva en la piel es humectante y yo lo uso todas las noches para mis manos y pies. También se puede agregar una cucharadita a la crema de manos o cuerpo.

miércoles, 8 de abril de 2009

La Feria

Desde que llegué a Santiago me hice el hábito de ir a la feria a comprar las verduras y viviendo con el Pato hemos continuado con la costumbre que tiene múltiples ventajas: es 50% o más barato que comprar verduras en el supermercado, se comen las verduras y frutas de la temporada (o sea, no hay sandías en junio), si se hacen de un casero se asegurarán de que las verduras y frutas sean las que están en mejor estado, sin dejar de mencionar el factor social: no hay mejor (para mi gusto) que conversar con los locatarios, escuchar las tallas y ver a gente de excelente ánimo promocionando sus productos, trabajando con el rigor que exige poner un puesto en la feria.
Dato freak: el puesto de nuestra casera de verduras fue elegido para hacer el comercial de BancoEstado donde gritan "¡hoy junta de accionistas!", en cuya grabación estivimos presentes. Fue muy chistoso.

Nuestra casera en acción

Nosotros vamos a la feria que se ubica en Av. Tobalaba, en el cruce con Ossa y Príncipe de Gales. Se instala los sábados por la mañana desde las 8:30 a las 13 hrs y es absolutamente recomendable. Siempre hay estacionamientos y los precios son muy convenientes, hay espacio para circular, los caseros no atosigan y hay buena variedad de verduras y frutas. Hay 2 puestos de mariscos y pescados y 2 puestos de flores, plantas y almácigos. Pero sin lugar a dudas EL dato de la feria es el puesto de quesos, huevos, fiambres, mermeladas y frutos secos. Atendido por un papá con sus dos hijos, destaca por la limpieza, lo profesionales y la excelente atención (con degustación incluída). El queso fresco es de primera, y el gruyere argentino nos sorprendió por su sabor y precio. Hay arrollados realmente deliciosos (me declaro una fanática) y una panceta de malaya que cortadita en cubitos le agrega un sabor increíble a las legumbres.

Limones seleccionados

En otros puestos venden choclo desgranado en bolsa ($1.000) (para congelar en invierno, que tienen un sabor mucho más rico que el que venden en los supermercados), porotos verdes de igual forma y unas bolsitas que traen los porotos, el zapallo, albahaca y choclo listo para hacer porotitos granados ($2.000). Así, ¿quién no come sano?

Anotando los precios en la pizarra

Este fin de semana no hay ferias y la vega central no abre (según nos contó nuestra super casera de verduras), así que hoy fuimos a abastecernos a una que se instala en Manquehue con Isabel la Católica. Más chiquitita, sus precios eran similares, igual que la variedad.

martes, 7 de abril de 2009

Santa Cruz

El Valle de Colchagua es un destino que descubrimos hace muy poquito y se ha transformado en uno de nuestros favoritos. Personalmente lo conocí cuando Pato tuvo que viajar por trabajo a Santa Cruz y lo acompañé un fin de semana y quedé alucinada con el paisaje, la comida y la artesanía. Tuvimos el privilegio de alojarnos en el Hotel Santa Cruz, realmente lindo, excelentes habitaciones, sábanas, baños y espacios. Tiene una piscina al aire libre y otra temperada, un spa muy monono y una tienda dentro del hotel bien linda, pero obviamente muy cara. Venden unos tejidos alucinantes, vinos cerámica, además de cremas de uva y todo lo relacionado con el tema. Una de las artesanías que más me gusta es la orfebrería de Marta Morrison. Son aros, collares, anillos, carteras, pulseras hechas de un tejido de paja teñida de colores brillantes con plata, realmente hermosas. Vale la pena.

Pero sin duda, lo que ha hecho que volvamos a Santa Cruz es la Hacienda Lolol. Está ubicada a 32 km. de Santa Cruz por un camino de cuento. En Septiembre es de un verde impactante, con cabras montañesas en sus riscos, casas patronales preciosas. A la entrada esta el restaurant que es lo importante del viaje. Atendido por su dueño, ofrece en su carta (un pizarrón) los distintos tipos de carne con un agregado y un plato que se llama La Haciendana, que son 3-4 trozos de cada carne, servido en una fuente de greda con brazas en el fondo, chancho en piedra y pan amasado. Nosotro pedimos siempre la Media Haciendana. De aperitivo el Mandarina Sour es una verdadera maravilla: hecho con MANDARINAS DE VERDAD, no clementinas, es de un sabor único.

Vista del Valle de Colchagua, camino a Lolol

La carta del restaurant


El aperitivo, mientras esperamos, ¡delicioso!

Para terminar el paseo, muy recomendable es ir a pasear al pueblo de Lolol. Declarado monumento nacional en categoría Zona Típica y Pintoresca, vale la pena completamente. Al pasear por sus calles se ve gente en la entrada de sus casas tejiendo, desgranando porotos, conversando con los vecinos y te miran como una curiosidad. Las casas son hermosas y llenas de flores, enredaderas y plantas. A mi me gustan mucho los cementerios, así que también lo recorrimos, muy lindo.

Casas de Lolol

Cementerio de Lolol

lunes, 6 de abril de 2009

El terminal pesquero

El Terminal Pesquero Metropolitano es algo así como el paraíso para quienes nos gustan los mariscos y pescados. Barato, limpio, buenos estacionamientos ($600 antes de las 10:30) y esa cosa que tienen los mercados: harta bulla, piso mojado, olor a mar y mucha oferta: pulpos, mucha variedad de pescados dificiles de encontrar en otros lados, almejas, machas, ostiones, erizos, locos. Venden unas bolsas de sutido de mariscos congelados a $1.200 excelente para hacer preparaciones. Hay que llegar temprano, mientras más, mejor. Está abierto desde las 7:00.

Bonus track: al final, hay un puesto de empanadas fritas de mariscos ($600), de camarón queso ($800), cebiche y vasos de pástico de vino blanco. Las empanadas de mariscos están hechas sólo con mariscos, sin nada de cebolla, son muy ricas, aunque se extraña el ingrediente.

Siempre que vamos al Terminal, tenemos la esperanza de encontrar gambas, pero son bien escasas y según los locatarios, es una de las primeras cosas que se van. También se encuentran en el mercado central, algo más caras, pero vale la pena la búsqueda.

En el restaurant De la Ostia las preparan muy ricas. Pero al Pato le quedan mejor.

Acá va la receta.


Gambas al Ajillo.


- 1/2 kilo de gambas (para 4 -5 personas)
- 1 diente de ajo
- Aceite de oliva
- Ají cacho de cabra a gusto
- Jugo de 1/2 limón
- Sal
- Perejil para decorar

En un wok muy caliente se echa el aceite de oliva, el ají y el ajo. Cuando está a punto de dorarse se echan las gambas lavadas y se doran alrededor de 3-4 minutos, mientras se les echa la sal. Al terminar, en el mismo wok se les echa el jugo de medio limón.

Se sirven en un plato, espolvoreadas de perejil, junto con una fuente de agua tibia con 2 ó 3 rebanadas de limón para ir limpiándose los dedos. Un buen vino, música y compañía terminan de hacer el panorama.