El Valle de Colchagua es un destino que descubrimos hace muy poquito y se ha transformado en uno de nuestros favoritos. Personalmente lo conocí cuando Pato tuvo que viajar por trabajo a Santa Cruz y lo acompañé un fin de semana y quedé alucinada con el paisaje, la comida y la artesanía. Tuvimos el privilegio de alojarnos en el Hotel Santa Cruz, realmente lindo, excelentes habitaciones, sábanas, baños y espacios. Tiene una piscina al aire libre y otra temperada, un spa muy monono y una tienda dentro del hotel bien linda, pero obviamente muy cara. Venden unos tejidos alucinantes, vinos cerámica, además de cremas de uva y todo lo relacionado con el tema. Una de las artesanías que más me gusta es la orfebrería de Marta Morrison. Son aros, collares, anillos, carteras, pulseras hechas de un tejido de paja teñida de colores brillantes con plata, realmente hermosas. Vale la pena.
Pero sin duda, lo que ha hecho que volvamos a Santa Cruz es la Hacienda Lolol. Está ubicada a 32 km. de Santa Cruz por un camino de cuento. En Septiembre es de un verde impactante, con cabras montañesas en sus riscos, casas patronales preciosas. A la entrada esta el restaurant que es lo importante del viaje. Atendido por su dueño, ofrece en su carta (un pizarrón) los distintos tipos de carne con un agregado y un plato que se llama La Haciendana, que son 3-4 trozos de cada carne, servido en una fuente de greda con brazas en el fondo, chancho en piedra y pan amasado. Nosotro pedimos siempre la Media Haciendana. De aperitivo el Mandarina Sour es una verdadera maravilla: hecho con MANDARINAS DE VERDAD, no clementinas, es de un sabor único.
Pero sin duda, lo que ha hecho que volvamos a Santa Cruz es la Hacienda Lolol. Está ubicada a 32 km. de Santa Cruz por un camino de cuento. En Septiembre es de un verde impactante, con cabras montañesas en sus riscos, casas patronales preciosas. A la entrada esta el restaurant que es lo importante del viaje. Atendido por su dueño, ofrece en su carta (un pizarrón) los distintos tipos de carne con un agregado y un plato que se llama La Haciendana, que son 3-4 trozos de cada carne, servido en una fuente de greda con brazas en el fondo, chancho en piedra y pan amasado. Nosotro pedimos siempre la Media Haciendana. De aperitivo el Mandarina Sour es una verdadera maravilla: hecho con MANDARINAS DE VERDAD, no clementinas, es de un sabor único.
Vista del Valle de Colchagua, camino a Lolol
La carta del restaurant
El aperitivo, mientras esperamos, ¡delicioso!
Para terminar el paseo, muy recomendable es ir a pasear al pueblo de Lolol. Declarado monumento nacional en categoría Zona Típica y Pintoresca, vale la pena completamente. Al pasear por sus calles se ve gente en la entrada de sus casas tejiendo, desgranando porotos, conversando con los vecinos y te miran como una curiosidad. Las casas son hermosas y llenas de flores, enredaderas y plantas. A mi me gustan mucho los cementerios, así que también lo recorrimos, muy lindo.
Casas de Lolol
Cementerio de Lolol
Simplemente fascinante! Los felicito por la iniciativa y espero poder estar pronto por allá disfrutando de estos paraísos al paladar. Mil cariños.
ResponderEliminarFelicitaciones x el blog. Está buenisimo. Me encantó. Lo seguiré visitando.
ResponderEliminar:)
vaya, que lindo se ve lolol!
ResponderEliminarme gustó la idea del blog, seguiré leyendo las recetas de pato, las reseñas de restoranes y la historia del romance
se ven lindos